Wilde es considerado uno
de los dramaturgos más
destacados del Londres
victoriano tardío;
además, fue una
celebridad de la época
debido a su gran y
aguzado ingenio. Hoy en
día, es recordado por
sus epigramas, obras de
teatro y la tragedia de
su encarcelamiento,
seguida de su temprana
muerte.
Hijo de exitosos
intelectuales de Dublín,
mostró su inteligencia
desde edad temprana al
adquirir fluidez en el
francés y el alemán. En
Oxford estudió en el
curso de clásicos,
llamado Greats; dio
pruebas de ser un
prominente clasicista,
primero en Dublín y
luego en Oxford; guiado
por dos de sus tutores,
Walter Pater y John
Ruskin, se dio a conocer
por su implicación en la
creciente filosofía del
esteticismo. También
exploró profundamente el
catolicismo −religión a
la que se convirtió en
su lecho de muerte−.
Tras su paso por la
universidad se trasladó
a Londres, donde se
movió en los círculos
culturales y sociales de
moda.
Como un portavoz del
esteticismo realizó
varias actividades
literarias; publicó un
libro de poemas, dio
conferencias en Estados
Unidos y Canadá sobre el
Renacimiento inglés y
después regresó a
Londres, donde trabajó
prolíficamente como
periodista. Conocido por
su ingenio mordaz, su
vestir extravagante y su
brillante conversación,
Wilde se convirtió en
una de las mayores
personalidades de su
tiempo.
En la década de 1890
refinó sus ideas sobre
la supremacía del arte
en una serie de diálogos
y ensayos; e incorporó
temas de decadencia,
duplicidad y belleza en
su única novela, El
retrato de Dorian Gray.
La oportunidad para
desarrollar con
precisión detalles
estéticos y combinarlos
con temas sociales le
indujo a escribir
teatro. En París,
escribió Salomé en
francés, pero su
representación fue
prohibida debido a que
en la obra aparecían
personajes bíblicos.
Imperturbable, produjo
cuatro comedias de
sociedad a principios de
la década de 1890,
convirtiéndose en uno de
los más exitosos
dramaturgos del Londres
victoriano tardío.
En el apogeo de su fama
y éxito, mientras su
obra maestra, La
importancia de llamarse
Ernesto, seguía
representándose en el
escenario, Wilde demandó
al padre de su amante
por difamación. Después
de una serie de juicios
fue declarado culpable
de indecencia grave y
encarcelado por dos
años, obligado a
realizar trabajos
forzados. En prisión,
escribió De Profundis,
una larga carta que
describe el viaje
espiritual que
experimentó luego de sus
juicios, un contrapunto
oscuro a su anterior
filosofía hedonista.
Tras su liberación
partió inmediatamente a
Francia, donde escribió
su última obra, La
balada de la cárcel de
Reading, un poema en
conmemoración a los
duros ritmos de la vida
carcelaria. Murió
indigente en París, a la
edad de cuarenta y seis
años. |